Se trata de una pregunta con la que me he encontrado ya en varias ocasiones. Tras explicar a cualesquiera de las personas que se muestran interesadas por esta peculiar promoción, a veces me preguntan si realmente merece la pena el esfuerzo de ir casa por casa, en las diferentes provincias, durante, ahora ya más de un año, distribuyendo la primera de mis novelas.
Entiendo que visto desde fuera parece algo muy duro. Que hay que estar muy pirado para emprender tal tarea. Las negativas tienen que ser muchísimas, el no abrirte las puertas, los ruidos de aquellos que miran por las mirillas, las malas caras, las malas contestaciones...
Pues bien, todo esto es totalmente cierto. Pero realmente y por suerte, existe la otra cara de la moneda. Todos los días, afortunadamente, esto lo tengo más que comprobado, encuentro a gente que valora el esfuerzo. Hay personas, las pocas, que se ilusionan cuando se percatan de que es el mismo escritor de la novela el que va distribuyéndola puerta por puerta. En alguna ocasión he tenido unas buenas charlas con diferentes lectores, despidiéndonos con un par de besos y muchas dósis de ánimo.
Por lo general, la tarea más complicada, sea romper esa línea de desconfianza que supone el encontrarte con un tipo que lleva un libro en la puerta de tu casa. Pero el caso es que existe algún tipo de magia que hace que las personas se interesen por tal método. Preguntan, escuchan, ojean el libro en un primer momento, vuelven a preguntar, lo hojean esta vez con más interés y al final, creo yo que no ven más que unas humildes intenciones de aquel que quiere ser leído y entiende que el hecho de quedarse en casa para ver qué es lo que sucede, ha quedado atrás.
Desde mi peculiar punto de vista, creo que las alternativas son muchas. Pero insuficientes para alguién que no es conocido: Twitter, Facebook, este blog, salir en periódicos, hacer entrevistas de radio, dejar libros en depósito en las diferentes librerías de las distintas provincias que voy visitando...
Todo ello supone un trabajo, sí, un trabajo que nadie que quiera ser leído debería obviar.
El caso es que en mi caso, la mayor satisfacción que obtengo no es sólo, que por supuesto también, el que un lector acceda a la adquisición de la novela, sino el hecho de recibir una buena crítica de la lectura, el interesarse por la segunda novela, el querer la tercera, y lo mejor de todo: ¿Cuándo va a salir la siguiente?
Cuando esto ocurre, es cuando me doy cuenta de que realmente he acertado en enfocar mi vida a la escritura. Me gusta hacerlo, he disfrutado escribiendo los tres primeros libros, disfruto hablando con la gente en las puertas de sus casas, disfruto viendo crecer cada día el número de lectores (1681 a día de hoy) y por supuesto, estoy disfrutando al escribir la cuarta novela que verá la luz en 2013.
Ahora, tras esta breve reflexión, si en un futuro alguien me pregunta: realmente ¿merece la pena?
Podré decir firmemente convencido
"Esto no ha hecho más que comenzar".
Entiendo que visto desde fuera parece algo muy duro. Que hay que estar muy pirado para emprender tal tarea. Las negativas tienen que ser muchísimas, el no abrirte las puertas, los ruidos de aquellos que miran por las mirillas, las malas caras, las malas contestaciones...
Pues bien, todo esto es totalmente cierto. Pero realmente y por suerte, existe la otra cara de la moneda. Todos los días, afortunadamente, esto lo tengo más que comprobado, encuentro a gente que valora el esfuerzo. Hay personas, las pocas, que se ilusionan cuando se percatan de que es el mismo escritor de la novela el que va distribuyéndola puerta por puerta. En alguna ocasión he tenido unas buenas charlas con diferentes lectores, despidiéndonos con un par de besos y muchas dósis de ánimo.
Por lo general, la tarea más complicada, sea romper esa línea de desconfianza que supone el encontrarte con un tipo que lleva un libro en la puerta de tu casa. Pero el caso es que existe algún tipo de magia que hace que las personas se interesen por tal método. Preguntan, escuchan, ojean el libro en un primer momento, vuelven a preguntar, lo hojean esta vez con más interés y al final, creo yo que no ven más que unas humildes intenciones de aquel que quiere ser leído y entiende que el hecho de quedarse en casa para ver qué es lo que sucede, ha quedado atrás.
Desde mi peculiar punto de vista, creo que las alternativas son muchas. Pero insuficientes para alguién que no es conocido: Twitter, Facebook, este blog, salir en periódicos, hacer entrevistas de radio, dejar libros en depósito en las diferentes librerías de las distintas provincias que voy visitando...
Todo ello supone un trabajo, sí, un trabajo que nadie que quiera ser leído debería obviar.
El caso es que en mi caso, la mayor satisfacción que obtengo no es sólo, que por supuesto también, el que un lector acceda a la adquisición de la novela, sino el hecho de recibir una buena crítica de la lectura, el interesarse por la segunda novela, el querer la tercera, y lo mejor de todo: ¿Cuándo va a salir la siguiente?
Cuando esto ocurre, es cuando me doy cuenta de que realmente he acertado en enfocar mi vida a la escritura. Me gusta hacerlo, he disfrutado escribiendo los tres primeros libros, disfruto hablando con la gente en las puertas de sus casas, disfruto viendo crecer cada día el número de lectores (1681 a día de hoy) y por supuesto, estoy disfrutando al escribir la cuarta novela que verá la luz en 2013.
Ahora, tras esta breve reflexión, si en un futuro alguien me pregunta: realmente ¿merece la pena?
Podré decir firmemente convencido
"Esto no ha hecho más que comenzar".
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