La experiencia me decía que, una de dos: o me encontraba con el lector número cuatro mil quinientos a la primera de cambio o, todo lo contrario, los "noes" tomarían el protagonismo en la jornada.
Para mi desgracia, fue, en el día de ayer, lo segundo lo que me ocurrió. Cierto era que la mañana era agradable, esto siempre ayuda. El caso es que comencé el día con ganas. Me dispuse a buscar a mi lector ansiado, en un bloque que tendría unos diez portales de cinco plantas cada uno en cualquiera de las barriadas que existen en la ciudad de Burgos. Todo me decía que en ese inmueble encontraría a la persona que estuviera dispuesta a adquirir un ejemplar de mi última novela, esto es, "agua".
Entré en el primer portal y, desde un primer instante, las negativas me acecharon con excesiva insistencia. Muchos pisos vacíos y quizá, alguna persona adquiría la tarjeta que me ayuda con la promoción, pero por el momento la cosa no pasaba de ahí. Salí del primer portal sin conocer al lector en cuestión. Entré en el segundo portal y sucedió lo mismo, el tercero igual, el cuarto, el quinto portal...
Subir en ascensor, tocar las puertas de la quinta planta, para ir descendiendo a la cuarta, tercera, segunda, primera planta, y luego despedirme del zaguán y entrar en el sexto portal del edificio. Los minutos iban pasando. Mis ganas se acrecentaban a cada minuto pasado. Séptimo portal, subir en ascensor, bajar por las escaleras, no, no, no...
Octavo portal, noveno y décimo.
Lunes, me decía, es lunes.
Pasar algo más de una hora tocando timbres y no recibir un sí, o por lo menos una cara amable que se digne a escucharte, nunca es plato de buen gusto. No obstante, conocía de primera mano que Burgos es una ciudad donde se lee y mucho.
Por fortuna, concluí al fin con los portales del edificio "maldito". Quise huir de ahí, lo reconozco. Sacudirme las negativas, escapar con ansia y comenzar de nuevo.
Así lo hice tras cambiar de bloque de viviendas. Este era similar al anterior, pero, como pude comprobar, muy distinta la actitud de las personas que residían en él.
Así me lo demostró Conchi al abrirme la puerta.
- Yo no leo mucho, pero mi hermana Carmen, sí que lo hace. Cuéntame- me dijo.
Sin desvelar ninguna clase de entusiasmo, comencé con mi retahíla de escritor que promociona sus libros puerta a puerta por diferentes ciudades. Hablé de mis anteriores novelas y expliqué de qué iba "agua".
Conchí, de pronto, me confirmó sin ella saberlo aún, que quería ser la lectora número 4500 de mi promoción.
Se lo dije, le comenté que me tenía que hacer una foto con ella para documentar este hito y, fue entonces cuando llamó a Cristina, su hija. Esta también leía y estaba dispuesta a sacarse la foto conmigo.
- Por haberos convertido en las lectoras 4500, os voy a obsequiar también con la primera de mis novelas, esto es, "Soy un gusano".
A partir de ahí, seguí con mi búsqueda incesante de lectores de mi última novela. Tengo que decir que la dinámica, no sólo de la mañana, sino del día, cambió. Seguía encontrándome con "noes", esto es inevitable, pero los "síes", por suerte, también iban apareciendo.
Me entusiasma ver que aunque existan días en los que cueste Dios y ayuda romper el hielo, siempre, en todas las jornadas me voy encontrando con gente que, con mentalidad abierta, al menos se digna a escuchar a un tipo que llama a la puerta con un libro debajo del brazo. Resulta fascinante atesorar momentos que permiten crear una base en la que cada día me voy sintiendo más y más cómodo.
Como viene siendo costumbre, hoy quiero nombrar a los anteriores lectores de diferentes provincias que, tras convertirse en un número significativo, me apoyaron, en su día, con la promoción:
- Fernando, Vitoria -17/02/12- (nº 500)
- Irene, Pamplona -17/05/12- (nº 1000)
- Jesús y Begoña -17/10/12- Logroño (nº 1500)
- Fernando, Logroño -5/02/13- (nº 2000)
- Mª Ángeles, Burgos -8/05/13- (nº 2500)
- Roberto, Bilbao -14/08/13- (nº3000)
- Iñaki, Vitoria -23/12/13- (nº 3500)
- Inés, Bilbao -7/04/14- (nº 4000)
Un abrazo para todos ellos, así como a los ya cuatro mil quinientos ocho lectores que, sin duda, así quiero verlo, sois los protagonistas fundamentales de esta historia.
Y de manera especial para Conchi y Cristina y, por supuesto Carmen (que es probable que lea los libros)
Para mi desgracia, fue, en el día de ayer, lo segundo lo que me ocurrió. Cierto era que la mañana era agradable, esto siempre ayuda. El caso es que comencé el día con ganas. Me dispuse a buscar a mi lector ansiado, en un bloque que tendría unos diez portales de cinco plantas cada uno en cualquiera de las barriadas que existen en la ciudad de Burgos. Todo me decía que en ese inmueble encontraría a la persona que estuviera dispuesta a adquirir un ejemplar de mi última novela, esto es, "agua".
Entré en el primer portal y, desde un primer instante, las negativas me acecharon con excesiva insistencia. Muchos pisos vacíos y quizá, alguna persona adquiría la tarjeta que me ayuda con la promoción, pero por el momento la cosa no pasaba de ahí. Salí del primer portal sin conocer al lector en cuestión. Entré en el segundo portal y sucedió lo mismo, el tercero igual, el cuarto, el quinto portal...
Subir en ascensor, tocar las puertas de la quinta planta, para ir descendiendo a la cuarta, tercera, segunda, primera planta, y luego despedirme del zaguán y entrar en el sexto portal del edificio. Los minutos iban pasando. Mis ganas se acrecentaban a cada minuto pasado. Séptimo portal, subir en ascensor, bajar por las escaleras, no, no, no...
Octavo portal, noveno y décimo.
Lunes, me decía, es lunes.
Pasar algo más de una hora tocando timbres y no recibir un sí, o por lo menos una cara amable que se digne a escucharte, nunca es plato de buen gusto. No obstante, conocía de primera mano que Burgos es una ciudad donde se lee y mucho.
Por fortuna, concluí al fin con los portales del edificio "maldito". Quise huir de ahí, lo reconozco. Sacudirme las negativas, escapar con ansia y comenzar de nuevo.
Así lo hice tras cambiar de bloque de viviendas. Este era similar al anterior, pero, como pude comprobar, muy distinta la actitud de las personas que residían en él.
Así me lo demostró Conchi al abrirme la puerta.
- Yo no leo mucho, pero mi hermana Carmen, sí que lo hace. Cuéntame- me dijo.
Sin desvelar ninguna clase de entusiasmo, comencé con mi retahíla de escritor que promociona sus libros puerta a puerta por diferentes ciudades. Hablé de mis anteriores novelas y expliqué de qué iba "agua".
Conchí, de pronto, me confirmó sin ella saberlo aún, que quería ser la lectora número 4500 de mi promoción.
Se lo dije, le comenté que me tenía que hacer una foto con ella para documentar este hito y, fue entonces cuando llamó a Cristina, su hija. Esta también leía y estaba dispuesta a sacarse la foto conmigo.
- Por haberos convertido en las lectoras 4500, os voy a obsequiar también con la primera de mis novelas, esto es, "Soy un gusano".
Cristina, con "agua" y "Soy un gusano" |
A partir de ahí, seguí con mi búsqueda incesante de lectores de mi última novela. Tengo que decir que la dinámica, no sólo de la mañana, sino del día, cambió. Seguía encontrándome con "noes", esto es inevitable, pero los "síes", por suerte, también iban apareciendo.
Me entusiasma ver que aunque existan días en los que cueste Dios y ayuda romper el hielo, siempre, en todas las jornadas me voy encontrando con gente que, con mentalidad abierta, al menos se digna a escuchar a un tipo que llama a la puerta con un libro debajo del brazo. Resulta fascinante atesorar momentos que permiten crear una base en la que cada día me voy sintiendo más y más cómodo.
"Seguiremos intentándolo, aunque no nos apoyen"
Como viene siendo costumbre, hoy quiero nombrar a los anteriores lectores de diferentes provincias que, tras convertirse en un número significativo, me apoyaron, en su día, con la promoción:
- Fernando, Vitoria -17/02/12- (nº 500)
- Irene, Pamplona -17/05/12- (nº 1000)
- Jesús y Begoña -17/10/12- Logroño (nº 1500)
- Fernando, Logroño -5/02/13- (nº 2000)
- Mª Ángeles, Burgos -8/05/13- (nº 2500)
- Roberto, Bilbao -14/08/13- (nº3000)
- Iñaki, Vitoria -23/12/13- (nº 3500)
- Inés, Bilbao -7/04/14- (nº 4000)
Un abrazo para todos ellos, así como a los ya cuatro mil quinientos ocho lectores que, sin duda, así quiero verlo, sois los protagonistas fundamentales de esta historia.
Y de manera especial para Conchi y Cristina y, por supuesto Carmen (que es probable que lea los libros)
Yo no sé hasta dónde puede llegar un tipo con un libro debajo del brazo. Lo que sé es que, cada día que pasa, estoy más dispuesto a descubrirlo.
"Nunca dejes que mentes pequeñas destruyan tus grandes sueños"
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