Trueque literario: "Dagoyamaya, La eterna" y "agua" |
Fue en una ocasión, un buen día de la semana pasada, cuando toqué una vez más un timbre. Lo hice de manera inconsciente, meditabundo, con pensamientos hueros que me invitaban a decidir en qué cafetería tomaría algún que otro bocado para continuar, luego y ya por la tarde, con mi trayectoria de búsqueda de lectores en la ciudad de Vitoria.
Como digo se trataba de un día de febrero, entre fresco y soleado.
Inmerso en un oscuro rellano, pulsé entonces el timbre dispuesto a recibir una nueva negativa, a sabiendas de que la probabilidad de no ser bien recibido era muy alta, tal y como había ocurrido en las plantas superiores del edificio.
Pero por fortuna sucedió todo lo contrario. Aquella incierta puerta se abrió de manera veloz sorprendiéndome en un primer momento. Luego entendí mejor, cuando mis ojos se acostumbraron a la intensa claridad que me sobrevino debido a los grandes ventanales de aquel espacioso piso. Esa luz perfilaba una silueta y, al escuchar las siguientes palabras lo comprendí todo al instante:
-¡¡Hola Sergio!! -exclamó una voz alegre -Te he reconocido al mirar por la mirilla.
Sonreí ampliamente.
Tengo que decir que desconocía en qué lugar de la ciudad vivía mi amiga y compañera de letras María Belén Fernández. Ella abrió los brazos y nos fundimos en un amigable abrazo.
Hacía ya un largo periodo que no sabía de ella. De hecho, a lo largo de todo este tiempo que define el periplo de un escritor errante y su búsqueda de lectores, siempre hemos coincidido en certámenes, charlas y diversos encuentros literarios de diversa índole.
María Belén, sin pensarlo un par de veces, me invitó a entrar y, tras una entrañable charla acomodados en su salón, recordar viejos momentos y actualizar recuerdos, surgió la idea de trocar nuestras obras.
Ella, según me comentó, leyó mi última publicación "¿Y por qué no?" y me solicitó una anterior novela: "agua".
Por mi parte, quería tener dedicada la tercera parte de su trilogía. Es decir, "Dagoyamaya, La eterna" que pone la guinda a su primera obra "La leyenda de Aranday" y a su segunda "El último sedeenario"
Breve sinopsis de "Dagoyamaya, La eterna"
"En el universo han comenzado a desaparecer mundos. Dagoyamaya es la cuidadora del universo, pero, a pesar de los intentos de Ralu y Aru, no es posible contactar con ella. Los dioses creen que debe haber alguna fuerza oscura que está provocando el caos. Por ello, convocan la Primera Mesa de Unidad y reúnen a los representantes de todos mundos: los que han aparecido en los libros anteriores y otros que aparecerán en esta novela..."
Ni que decir tiene, que fue un lujo hallar tras los atezados umbrales a una buena amiga y compañera de letras.
Tal y como siempre suelo decir, nunca sabes quién te va a abrir la siguiente puerta.
Aquel día, gracias a una feliz casualidad, todos los "noes" cayeron al suelo nuevamente para proseguir más liviano.
Se trata de un nuevo trueque literario. Lo vaticiné en el mes de enero. Algo me decía que éste iba a ser un año productivo en nuevas lecturas intercambiadas en las puertas.
Gracias María Belén por aparecer de pronto y alegrar aquel día a un escritor errante que, sumido en su rutina, ya pensaba en concluir la mañana para continuar, con fuerzas renovadas, en las horas de la tarde.
Hay veces, en los momentos difíciles, que todo se vuelve lóbrego y gris. No obstante, la vida se caracteriza por empeñarse en mostrarnos muchas veces las dos caras de la misma moneda.
De nosotros depende si quedarnos con esa mala realidad y tirar la toalla o seguir persiguiendo nuestros sueños y encontrarnos con avituallamientos como el contado. Siempre los hay. Por muy duro que sea el camino. Entre la inmundicia creada por los "noes" encontrados, surge la bella flor. Ese es el premio a la constancia.
Caigamos, sí. Pero por favor, volvamos a levantarnos para continuar soñando.
María Belén parece que nos lo quiere decir siempre con sus relatos rebosantes de fantasía.
Leí hace poco la siguiente frase de Robert Kiyosaki:
"Los perdedores abandonan cuando fracasan.
Los ganadores fracasan hasta que ganan"
Que ésta sea otra máxima a tener en cuenta y que nos ayude a movernos en la vida.
Y concluyo con una nueva cita dedicada a María Belén, una escritora amiga identificada con el realismo mágico y la fantasía:
"La lectura, una puerta abierta
a un mundo encantado"
F. Mauriac
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